Bastó que nueve artículos de la Constitución Política (6o., 41, 85, 97, 99, 108, 116, 122 y 134) fueran enmendados para que emergiera un nuevo régimen de competencia político-electoral ---seguramente no será el último---, que hoy se traduce en un nuevo Cofipe, habida cuenta de que no sólo se reforman diversas disposiciones sino que se reordenan artículos, se introducen nuevos títulos, capítulos e, incluso, todo un libro, el Séptimo: “De los regímenes sancionador electoral y disciplinario interno”.
Para abreviar, de entre las múltiples modificaciones realizadas se pueden identificar algunos grandes rubros que enmienda o introduce esta reforma electoral en el Cofipe y que, además, han resultado particularmente polémicas, a saber:
Nuevo modelo de publicidad político-partidista. Acaso el mayor acierto de la reforma electoral: sin embargo, no exento de críticas y asegunes. Los legisladores no hicieron sino llevar a la ley secundaria la letra y el espíritu de la reforma constitucional en materia electoral. Es decir, las modificaciones de la Base III del artículo 41 de la Constitución Política quedaron plasmadas en el Libro Segundo (“De los partidos políticos”), Título tercero a la radio y televisión, el financiamiento y otras prerrogativas de los partidos políticos”) del Cofipe.
Conviene reproducir lo más importante en la materia que nos ocupa en el nuevo Código electoral, para pasar de inmediato a las conclusiones:
“3. Los partidos políticos, precandidatos y candidatos a cargos de elección popular, en ningún momento podrán contratar o adquirir, por sí o por terceras personas, tiempos en cualquier modalidad de radio y televisión. Tampoco podrán contratar los dirigentes y afiliados a un partido político, o cualquier ciudadano, para su promoción personal con fines electorales. La violación a esta norma será sancionada en los términos dispuestos en el Libro Séptimo de este Código.
4. Ninguna persona física o moral, sea a título propio o por cuenta de terceros, podrá contratar propaganda en radio y televisión dirigida a influir en las preferencias electorales de los ciudadanos, ni a favor o en contra de partidos políticos o de candidatos a cargos de elección popular. Queda prohibida la transmisión en territorio nacional de este tipo de propaganda contratada en el extranjero (…)
5. El Instituto Federal es la autoridad única para la administración del tiempo que corresponda al Estado en radio y televisión destinado a los fines propios del Instituto y a los de otras autoridades electorales, así como al ejercicio de las prerrogativas que la Constitución y este Código otorgan a los partidos políticos en esta materia.
6. El Instituto garantizará a los partidos políticos el uso de sus prerrogativas constitucionales en radio y televisión; establecerá las pautas para la asignación de los mensajes y programas que tengan derecho a difundir, tanto durante los periodos que comprendan los procesos electorales, como fuera de ellos, atenderá las quejas y denuncias por la violación a las normas aplicables y determinará, en su caso, las sanciones.”
Es el punto políticamente correcto de la reforma electoral, de donde obtiene sus mayores cuotas de legitimidad y en el que, justamente, el Congreso de la Unión se muestra como un poder legítimo y representativo de la voluntad popular vis á vis un poder fáctico: los medios de comunicación. La reforma muestra su filón más republicano en este punto, es cierto, pero ello no la salva de claroscuros e insuficiencias.
Es de esperarse que la reforma electoral de Guerrero, aunque ya viene planchada y manipulada desde Casa Guerrero para que el PRD y el PRI realicen el juego sucio para aprobarla con el mayoriteo muy burdo, en prejuicio de los partidos emergentes; sea ecléctica por lo menos en materia de publicidad, que recoja lo bueno y deseche las insuficiencias del Cofipe.
Pasado en claro: Desde este modesto espacio, envío una cordial felicitación a dos Maestros del periodismo escrito: Arturo Soto Gómez y Noé Mondragón Norato, por haber obtenido los primeros lugares en los géneros que ellos cultivan con enorme talento, en el Octavo Premio Estatal de Periodismo Parlamentario.
jueves, 13 de diciembre de 2007
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