La salvaguarda del Viejo Estado de Derecho, teniendo en cuenta los excesos de la fuerza pública, deliberada ruptura del orden jurídico, el desprecio de las garantías individuales y la indiferencia puntual por los derechos humanos: represiones, aprehensiones, tortura sicológica y cateos arbitrarios como sucedió en días recientes con el domicilio de Aurora Muñoz, secretaria de Derechos Humanos del Comité Ejecutivo Estatal del PRD; golpiza extrajudicial a los detenidos de la Escuela de Ayotzinapa, vejaciones, hostigamientos, ultraje a los muchachos en el Congreso del Estado y el desalojo violento en la caseta de la Venta, los días 14 y 30 de noviembre. 17 días de angustia, terror gubernamental, barbarie y represión.
Daños colaterales, se dirá, imponderables de la acción justiciera. Minucias de procedimiento que diluyen y matizan ante la evidente peligrosidad de los cuerpos policíacos federales, locales y municipales, quienes sin misericordia golpean a quienes se manifiestan en defensa de sus genuinos derechos, y por si fuera poco el gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo criminaliza la lucha social en defensa de su posición plutocrática, el gobierno de los ricos de Guerrero.
En realidad, para los duros de la clase política, la oligarquía zeferinista en alianza con el figueroismo y el renejuarismo, el aparato de inteligencia y los cuerpos de seguridad (federales, ministeriales, fuerzas armadas), lo mismo que para un sector del poder judicial y franjas dominantes de la opinión pública que controla los medios informativos, el tema de los derechos humanos resulta irritante, vomitivo y purgante. Son la otra cara de la mismo moneda: la barbarie legalista y legaloide de policías y abogánsteres con la placa oficial; ministerios públicos, jueces (que impusieron una onerosa fianza de 102 mil 600 pesos fijada por el juez sexto de la judicatura federal) y un procurador figueroista, Eduardo Murueta, carcomidos por décadas de corrupción bien remunerada; de alcaldes y legisladores al servicio de sus patrocinadores; de cúpulas empresariales preocupadas por el “ pésimo clima” para los negocios ( ¡inseguridad jurídica, ya no hay moral! ) e industriales de la comunicación y sus voceros, analistas oficiosos, columnistas inmorales, locutores en papel de “líderes de opinión” que exigen, reclaman, promueven, imponen, generan, insisten, excitan la mano dura, la ampliación de la impunidad, la falta de el respeto a la ley por cualquier medio y a cualquier precio.
Las “buenas conciencias” y los agentes encargados del trabajo sucio en círculo virtuoso que se muerde la cola: los llamados al orden que autorizan la rapiña (el botín de los valientes) y el cinismo ideológico del garrote del aparato represivo del zeferinismo, vía Armando Chavarría Barrera, confeso figueroista, al mando de la desmantelada Secretaría General de Gobierno, acreditando la estulticia depredadora, quien sólo es usado por el gobernador para el trabajo sucio (como la reforma electoral exluyente y regresiva) y la represión en cadena.
Resultado preliminar: decenas de activistas, periodistas críticos y alternativos, y luchadores sociales enfrentan acusaciones desorbitadas que van desde el “ataque a las vías generales de comunicación” (bloqueo de carreteras) y la amenaza de cárcel por parte del salinista Luis Téllez, secretario de Comunicaciones y Transportes, asimismo, co-director del Grupo Carlyle en nuestro país, empresa que se ha dedicado entre otras cosas, a privatizar la educación en México, como también se pretende privatizar y/o desaparecer la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.
El gobernador y la plutocracia de Guerrero, se la están jugando, o la élite del poder, o los movimientos sociales y la sociedad guerrerense, por ello, ha endurecido su gobierno con el --Aparato Represivo del Estado, en el lenguaje de Carlos Marx--, y aplicar el viejo Estado de Derecho mediante el código federal penal, con imposiciones de dos a diez años de prisión, y al delito de “secuestro equiparable” con una pena que puede alcanzar los 50 años de prisión. ¡ Este es el cambio de Guerrero será Mejor!
domingo, 9 de diciembre de 2007
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