El pasado lunes 10, dio inicio el ciclo de conferencias para honrar la extraordinaria personalidad mexicana del maestro Ignacio Manuel Altamirano, en la XX Semana Altamiranista, le correspondió inaugurar este ciclo al pintor y periodista Ricardo Infante Padilla, con el tema “Altamirano y la juventud” (a la que no pude asistir, desafortunadamente, desde este espacio le envío una felicitación y una disculpa), sin duda, interesante por el bagaje cultural de la que es poseedor el también ex corresponsal de guerra y profesor de la UAG.
El martes 11, fue el maestro Moisés Jiménez Alarcón, primer ex rector de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN / 1978-80), quien expuso lúcidamente el tema: “Vida y obra de Altamirano”, a la que si pude asistir, venturosamente. El conferencista nació en Chilapa, avecindado en Tixtla desde hace muchos años (como el autor de estas líneas), estudió en la Escuela Nacional de Maestros (1945-47), especialista en lengua y literatura española por la Normal Superior (1951-54), autor de importantes cuentos y libros sobre su especialidad, un gran altamiranista, hermano de la enorme altamiranista Conchita de los mismos apellidos, amigos entrañables de la mejor estudiosa del pensamiento del maestro Altamirano, la doctora nacida en Francia, Nicole Giron, a quien le deseamos una pronta recuperación de su salud.
El maestro Jiménez Alarcón reseñó todas las facetas de la vida portentosa del escritor nacido en Tixtla, como escritor, político, funcionario público honesto y eficiente, diplomático, historiador, liberal, periodista, revolucionario, entre otras actividades intelectuales. Al inicio de su intervención el también autor de los libros: Preludios líricos (1959) y San Pillo (1984), dijo que hablar del maestro Altamirano es un enorme compromiso debido a su pensamiento polifacético.
Seguidamente, Jiménez Alarcón mostró algunos tomos de las obras completas de Altamirano (24 tomos en total), la mejor obra que se ha publicado del ilustre tixtleco, coordinada por la doctora Nicole Giron; el escritor lo hizo para motivar a leer a los pocos que acudieron a esta importante conferencia, desafortunadamente asistieron 16, y con el maestro Ricardo Infante 17. Factor que abrió un debate entre los asistentes, porque la Semana Altamiranista en sus 20 años de existencia ha ido de más a menos, a pesar de que el presupuesto anual no es una cuestión menor: 2005, 1.77 millones; 2006, 1.850 millones; y 2007, 1.950 millones, sin embargo, los recursos no llegan a Tixtla, por lo que se presume que se han estado desviando; mientras la Semana Altamiranista, casi muere en la soledad, debido a muchísimos factores, que no alcanzaría este espacio para explicarlos, ejemplo, la falta de publicidad y difusión.
Al final de su brillante exposición, ante la mirada expectante del joven escritor Mauricio Leyva (sobrino del jurista y escritor Juan Pablo Leyva), enviado por el Instituto Guerrerense de la Cultura (IGC) y la otra mirada erguida del ingeniero Gaudencio Díaz Jiménez, que veíamos al maestro Jiménez Alarcón, con lágrimas en los ojos, por la emoción que sentía al leer un poema que le compuso al maestro homenajeado: “Canto a Ignacio Manuel Altamirano”, a continuación transcribo los primeros párrafos y con ellos termino la presente colaboración:
Tal vez algún profeta, te dio el nombre de Ignacio;
“Montañés, en ibero; “inflamado” en latín.
y lo hermanó a Manuel, en hebreo “el enviado”,
“Dios está con nosotros”.
Montañés, porque llevas en tu ardiente mirada
el sol de las montañas y el reto de las cumbres,
Ignacio, o Prometeo, porque nos diste el fuego
de tu verbo implacable.
¿Quién, en sus mocedades, no sintió hervir su sangre
y arder entre los dientes la lengua, contagiada
con aquellos discursos en que, orgullosamente,
decías que tus ancestros han preferido siempre
“vivir entre las fieras” y masticar raíces,
“antes que doblegar su frente ante el tirano”
o a los viles traidores un abrazo brindar…?
miércoles, 12 de diciembre de 2007
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1 comentario:
Conocí la semana Altamiranista desde el primer día, y hasta hoy me enorgullezco de ser Tixtleca. Tengo la mitad de mi vida fuera de mi pueblo y lo que mas extraño es esa explosión de cultura que ocurría una vez al año y que nos hizo crecer más a muchos de mi generación. Estoy dispuesta a hacer lo necesario para revivir la semana Altamiranista (trabajo en Televisión)
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