jueves, 30 de agosto de 2007

PRD: NOMENCLATURA CONTRA MOVIMIENTO

Matrimonio por conveniencia, unidad forzada o diferencias que se niegan al quiebre sin contemplaciones. Solución de continuidad, aplazar definiciones y perpetuar las confusiones. Ambigüedad para mantener la unidad, pero solo en el papel; en los hechos, la cuestión es diferente.

A tono consigo mismo, el Partido de la Revolución Democrática inauguró su X Congreso Nacional Extraordinario con buenos propósitos e invocaciones a la proverbial unidad, al debate serio, responsable y constructivo entre tribus.

“La unidad a la que aspiramos tiene que provenir de los proyectos y de sus realizaciones –arengó Andrés Manuel López Obrador-, no a partir de las personas y los grupos. ¡ El PRD sólo puede tener como caudillo al PRD y un solo compromiso: la gente ! Queda claro que el X Congreso fue un nuevo episodio en la disputa por el aparato, pero no sólo eso. El fin de semana se ratificó que el PRD está atravesado -como consecuencia de los resultados y el drama postelectoral- por un duelo extraño y disímbolo, pero genuino y, quizás, irreconciliable.

Por un lado, el bloque de la nomenclatura partidista en posición de fuerza mayoritaria liderada por los Chuchos, que por sí sola, como corriente, cuenta con 46 de los 126 diputados federales del partido; 16 de 29 senadores; 21 de 37 representantes de la ALDF; 8 de 21 integrantes del CEN perredista y tuvo más de la mitad de los mil 700 delegados convocados al X Congreso Nacional. Coalición interna que gusta de mostrar y presumir un perfil y una trayectoria negociadora, que se mira preocupada por hacer valer la fuerza legislativa y competir por el poder dentro de los espacios institucionales.

Por el otro, el bloque aglutinado en torno al liderazgo de Andrés Manuel López Obrador y su “gobierno legítimo”, cuyo membrete en el partido es Frente Político de Izquierda, en el que conviven corrientes como Izquierda Democrática Nacional (IDN), fundada por la pareja de René Bejarano y Dolores Padierna; Foro Nuevo Sol (Amalia García), Izquierda Social (Martí Batres y Javier Hidalgo), Unidad Renovación (Armando Quintero) e Izquierda en Movimiento (Marcelo Ebrard). Fuerza partidista, esperanzada en el arrastre y fuerza del movimiento social y, desde luego, promotora de la candidatura de Alejandro Encinas para la dirigencia nacional del PRD.

Para Mauricio Merino ex consejero nacional del IFE y profesor e investigador del CIDE, no hay duda respecto a lo que deja ver el altercado: “El problema es que la opción planteada por López Obrador no tiene ninguna posibilidad práctica de conciliarse con la Nueva Izquierda, sin que alguna de las dos resulte abiertamente derrotada. La del (nuevo) líder moral parte de un supuesto inexorablemente autoritario: la suya es la visión de un país que sólo puede gobernarse desde la cúspide o (en la versión más indulgente) por contrapeso a las elites que toman decisiones; y la que sostiene la necesidad de un liderazgo personal incontestable capaz de aglutinar, en un solo movimiento popular cohesivo, la fuerza suficiente para impedir que las elites actúen impunemente…”

El dilema sigue sin resolverse. En lo inmediato, ello gravitaría en la posición del PRD respecto a la ceremonia del Primer Informe. Otro papelón del sol azteca. La intransigencia como estrategia, la trifulca como escenario deseado. En el mediano plazo, no se puede descartar la escisión: la base social del lopezobradorismo es amplia y parece dispuesta a seguir al caudillo a cualquier empresa.

Nomenclatura contra movimiento. El X Congreso Nacional Extraordinario decantó la correlación de fuerzas al interior del PRD, Chuchos contra Pejes, pero no ofreció opciones para el futuro del partido, aún del país.

Finalmente, los delegados perredistas guerrerenses, no desempeñaron un papel sobresaliente en el X Congreso del sol azteca, todo parece indicar que les falta una mejor formación política e ideológica, ojalá que vengan mejores tiempos para la izquierda local.

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