El PRD y Convergencia de Acapulco se han convertido en poco tiempo, en la meca de los políticos migrantes guerrerenses, el origen de éstos provienen principalmente del PRI y del Frente Cívico de Acapulco (FCA), una parte considerable se han ido a la corriente Polo Guerrerense de Izquierda (PGI), que dirige Armando Chavarría Barrera, porque consideran que el precandidato más viable a la presidencia municipal será el diputado federal César Flores Maldonado; aunque el gobernador le tiene prendida una vela a Gloria Sierra López, a través de la corriente que el mismo fundó desde la cúspide del poder, Izquierda Renovadora (IR).
Otros en cambio, se van a Convergencia, como lo hizo Joel García Lozano (La Jornada Guerrero, 01/06/07 y 04/06/07) porque ahí está el senador Luis Walton Aburto, el precandidato natural a la misma posición política con mayor probabilidad de triunfar en los comicios de 2008.
Mientras tanto, las otroras fuerzas vivas y sus “ideólogos” –si es que alguna vez los tuvieron– del PRI, se están quedando irremediablemente solos. El tricolor acapulqueño desde hace ya algún tiempo se ha convertido en una especie de museo político. Un partido de ídolos rotos y residuos conceptuales, prácticamente quedan solos los enemigos irreconciliables: Manuel Añorve Baños y Fermín Alvarado Arroyo, pero esta dupla será analizada en una entrega posterior.
En ningún otro municipio se muestra tanto la quiebra política del partido que gobernó Acapulco durante 70 años; esta crisis la inició René Juárez Cisneros cuando fue alcalde; la continuaron los últimos ex alcaldes Juan Salgado Tenorio y Manuel Añorve Baños, a tal grado que el PRI en el puerto se encuentra en política de partido a ras de suelo.
Vale la pena recordar una historia tan sabida para extraer una moraleja igualmente sobada: el PRI tuvo el tiempo necesario (70 años ininterrumpidos en el poder) para construirse en partido democrático, moderno, de ciudadanos libres y afiliación voluntaria. No tuvo prisa en los primeros cincuenta años de hegemonía incontrastable y le faltaron alicientes (o visión estratégica y de futuro, como ahora se dice en los análisis de coyuntura) en los sexenios de dominio neoliberal priísta.
Esa historia… la historia del último esfuerzo tricolor por mantenerse en el poder, no ha sido escrita. Una historia que nadie registra porque sería la crónica de una derrota; pero, sobre todo, porque sería la documentación insólita y posmortem de aquellos mecanismos de corrupción, “amarre político y chantaje que caracterizaron el añejo dominio del tricolor y sus alcaldes acapulqueños.
Una historia que podría empezar a emerger, desde las cañerías, la corrupción que siempre hubo en Capama, uno de ellos fue Fermín Alvarado Arroyo, asimismo, culpable también de la salida del PRI de César Varela Blanco y Miguel Mayrén Domínguez, los dos ahora militando en Convergencia. El primero, porque pretendía ser asesor de la fracción parlamentaria del PRI al inicio de la 58 Legislatura y nunca se le concedió esa posibilidad tras de hacer antesala durante los tres primeros meses. Y el segundo, porque le correspondía la diputación plurinominal que hoy disfruta el “ideólogo” del figueroísmo.
Son los reacomodos políticos partidistas para el próximo proceso electoral de 2008, no son otra cosa que el último jalón (eco, resonancia, repercusión) del sismo político registrado el 6 de febrero de 2005, cuando el tricolor perdió por primera vez la gubernatura de Guerrero.
En el forcejeo por el oportunismo ramplón, en el teje-maneje de los equilibrios, cálculos, rechazos de ex priístas indeseables para algunas corrientes del PRD, como sucedió recientemente con Jesús Ramírez Guerrero, no se puede eludir el destino manifiesto de la soledad y opacidad del priísmo acapulqueño: ser el primer capítulo de la batalla por el poder, por los restos de la franquicia, los recursos y el capital político de un organismo decapitado y sin columna vertebral como es ahora el PRI de Acapulco.
En ningún municipio se muestra la quiebra política del PRI como en Acapulco, el partido que gobernó sin escrúpulos durantes más de 70 años. Si en otras áreas organizativas el recambio es palpable y la sangre joven no renovó al partido, en el campo ideológico la decrepitud triunfó.
Imposible esperar otra cosa de un aparato ajeno a la reflexión política contemporánea, a la exploración de nuevas tendencias socioculturales y a la innovación organizativa en clave democrática. En todo caso, más que sorprender la riqueza del “ideario” priísta y patética nostalgia por una edad de oro “progresista” que José Francisco Ruiz Massieu les heredó; eran otros tiempos.
viernes, 22 de junio de 2007
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1 comentario:
Distinguido Blogger Acapulqueño, lo invito a ver mi blog: http://www.alvarez.com.mx, atentamente: Carlos Álvarez
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