Las recientes migraciones de políticos priístas a la corriente Polo Guerrerense de Izquierda, que dirige Armando Chavarría Barrera, suman o restan; no se sabe en realidad cuáles de estos aliados son incómodos en esta aglomeración de malas famas públicas. Algunos pueden presentarse como tucanes, pero pudieran ser zopilotes, como lo hicieron en su tiempo algunos tricolores cuando se fueron al PVEM. Ahora algunos mapaches ex tricolores se pudieran convertir en zorrillos amarillos. Es la fauna política en todo su esplendor. Lo cierto es que el PRI se sigue quedando sin militantes, o también pudiera ser que éstos se fueron porque no tenían solidez ideológica. Pero además en el tricolor se sufre de confusión ideológica. Es más, el PRI carece de ideología.
Previsores, para las elecciones de 2008 están preparando bien el alquiler de las siglas. Estas se venden o se rentan al mejor postor. Es indudable que el tricolor vive la peor de las situaciones imaginables. Es incuestionable que su tendencia electoral histórica sigue en declive y continuará cayendo con cada nuevo escándalo y conflagración intestinal; inevitable decadencia, reducción e irreversible impotencia del voto duro.
El PRI no sólo sufre de abandono de sus militantes, sino de divisionismo y canibalismo interno. Ejemplos sobran; en la actual 58 Legislatura, cada uno de los 13 diputados locales lleva en su corazón tricolor, su propio partido. No hay coordinación parlamentaria; Abraham Ponce Guadarrama es una figura decorativa. Marco Antonio Leyva Mena no ha podido fortalecer su liderazgo: por ejemplo, varios diputados se pusieron de alfombras tricolor para que las pisara el gobernador Zeferino Torreblanca Galindo en sus pasarelas en las 7 regiones de la entidad, a pesar que el dirigente del partido fundado por Plutarco Elías Calles había “recomendado” que no asistieran a los informes itinerantes. Por si fuera poco, el bebesaurio dirigente tricolor fue llamado a cuentas a la ciudad de México por la lideresa Beatriz Paredes Rangel para que aclare su pasada reunión con el gobernador Torreblanca Galindo.
En realidad, lo que sorprende no es que el priísmo se debata en el segundo lugar en el Congreso del estado con sólo 13 diputados, y el PRD, ahora con 24 con la incorporación del diputado Fernando Pineda Ménez; porque el diputado Ramiro Solorio Almazán regresará al sol azteca después de que cumpla los tres meses de suspensión irracional, pero ahora con la corriente Izquierda Democrática Nacional (IDN), que encabezan René Bejarano y su esposa Dolores Padierna (La Jornada Guerrero 28/05/07). Lo que asombra y petrifica en el PRI es que no haya pasado antes su debacle y que la caída no sea tan contundente e irreversible como pudiera desearse, como sucedió en los comicios de 2005, cuando la candidatura de Luis Walton Aburto, de Convergencia, a la presidencia municipal de Acapulco, dejó sembrado al tricolor en tercer lugar en votos.
Cuestión de tiempos, ritmos y percepciones. De dinámicas que se traslapan y eventos que se suceden a velocidades vertiginosas. De energías que modifican, en un santiamén, la posición de actores y el clima dominante en el escenario político.
Naturalmente, ahora el PRI enfrenta retos y situaciones distintas, incluso opuestas. No es lo mismo procesar el descalabro electoral de 2005 desde posiciones de relativa fuerza (partido gobernante, ahora en la oposición como segunda fuerza en Guerrero y en tercer lugar en Acapulco, el municipio más importante de los 81), que hacerlo como triste y lejano segundo en discordia, sobre todo cuando ya asoma 2008, el proceso electoral de presidentes municipales y diputados locales, y donde estará presente el efecto zeferinista, aunque no sabemos si para bien o para mal. Porque el priísmo no ha sabido aprovechar el desencanto que hay en los guerrerenses por un gobierno que prometió todo y no ha dado nada en los dos años que lleva en el poder, a excepción de la inseguridad pública, pobreza y marginalidad social.
Claro, en el PRI de Guerrero hay consuelo de tontos, piensan ingenuamente que el triunfo de su partido en Yucatán el pasado 20 de mayo pudiera traer el efecto de Ivonne Ortega Pacheco a la entidad suriana, pero los yucatecos son distintos a los guerrerenses, no es que piensen mejor porque tienen la cabeza más grande, no, no es así; seguramente fueron dos grandes razones que provocaron la derrota del PAN, el pésimo candidato a gobernador Xavier Abreu Sierra y la posible concertacesión del PRIAN para las reformas estructurales que ya están a la vuelta de la esquina: hacendaria, energética y laboral. La Ley del ISSSTE fue un adelanto.
Los demonios siguen sueltos, y en el hervidero del proceso electoral adelantado los priístas siguen desplegando las artes de la fantasía y la migración de deslealtades. Ya se veía venir y nadie podrá llamarse a espanto.
domingo, 3 de junio de 2007
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