martes, 3 de enero de 2012

Provocación montada o simple estupidez

PROVOCACIÓN MONTADA O SIMPLE ESTUPIDEZ

Ernesto Ortiz Diego

La participación del gobierno de Ángel Aguirre a través de su Aparato Represivo del Estado (ARE), en el asesinato de dos estudiantes de la Escuela Normal Rural “Isidro Burgos” de Ayotzinapa (Gabriel Echeverría de Jesús y Erick Alexis Herrera Pino), el pasado 12 de diciembre, abre interrogantes de implicaciones mayúsculas. ¿Autorizó Aguirre la ofensiva policiaca a modo de castigo ejemplar contra los estudiantes de Ayotzinapa? ¿El gobierno aguirrista cayó en el garlito preparado, premeditado, proyectado por operadores del PRI?

Las alternativas son pocas y optar por cualquiera de ella resulta preocupante. En el primer caso, la represión aguirrista supondría que no está dispuesto lidiar con indignados. El endurecimiento de quienes controlan áreas delicadas del gobierno del Estado ratificaría la percepción de un turbulento fin de año 2011 (nueve largos meses) por la multiplicación de conflictos que sólo podrían afrontarse con el uso discrecional de la fuerza pública y el ejército.

En el segundo caso, la ingenuidad de los aprendices habría servido al interés priista de enrarecer el ambiente político-electoral: la provocación montada no buscaría, en primera instancia, la reacción de la ultra derecha del PRI, sino involucrar al gobiernos aguirrita en un nuevo incidente de represión. ¿En realidad, Rubén Figueroa Smuny, sabía lo que iba a pasar el 12 de diciembre con la masacre de estudiantes de Ayotzinapa, como se rumora?

Pero existe otra opción, tan inquietante como aquellas dos, la pura y simple concatenación de prepotencia gubernamental, irresponsabilidad flagrante en los despachos encargados de la seguridad pública y la política interior…y altas dosis de estupidez humana. Ineptitud o inoperancia de los servicios de inteligencia (civil y militar) para surtir de información precisa a los estrategas en el proceso de toma de decisiones. Incapacidad o insensatez de los estrategas para leer la información de inteligencia y anticipar el previsible curso de los acontecimientos. Grave déficit de inteligencia, sin cursivas, que impide advertir al aprendiz de brujo (Ángel Aguirre, Humberto Salgado Gómez, Silvia Romero Suárez, Marcial Rodríguez Saldaña, Víctor Aguirre y Moisés Jiménez Alcaraz; o los que ya fueron despedidos: Alberto López Rosas, ex procurador de Justicia; ex Ramón Almonte Borja, ex secretario de Seguridad Pública; general Ramón Arreola, ex subsecretario de Seguridad Pública, y Antonio Valenzuela Valdez, director de la Policía Ministerial. Que los incendios no suelen aplacarse con chisguetes de gasolina.

¿Se puede explicar de otra forma el vertiginoso escalamiento de violencia contra la Escuela de Ayotzinapa a niveles de conflicto político de efectos inmanejables y repercusiones imprevisibles?

Se puede y, por supuesto, no falta quien lance la más inverosímiles conjeturas: montaje figueroista o añorvista para enturbiar el clima “propicio” de una alternativa electoral de izquierda; complot figueroista para ensuciar las manos de Aguirre, más de las que ya están y erigirse (Rubén Figueroa Smuny) como la opción necesaria; operación figuroista-añorvista para desmantelar, de un solo golpe, las aspiraciones del Grupo Aguirrista para el Senado de la República, la Cámara de Diputados Federal, el Congreso del Estado y los 81 Ayuntamientos, que estarán en juego político-electoral el primer domingo de julio de 2012.

Bien. Imagine el lector al titiritero y sus monitos. La mente maestra elucubrando en las sombras. Imagine el Dialogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, escrito por Maurice Joly en 1864. El estratega genial maquinando la terrible venganza, el regreso o la salida triunfal con sangre de estudiantes de Ayotzinapa. ¿Ángel Aguirre, quien sigue buscando la puerta donde está la cerradura que abre la llave que acaba de encontrar? Sobrevaluada inteligencia del mal que pudo contener la ira de Rubén Figueroa Alcocer por la derrota de su candidato a gobernador Manuel Añorve Baños, por el gobernador por error y traición al PRI, Ángel Aguirre. El perverso, perseguido en las noches de insomnio por fantasmas como le sucede a Plutarco Elías Calles, en la novela más reciente del literato de Ciudad Juárez, Ignacio Solares, “El Jefe Máximo”.

eodiego@yahoo.com.mx

sociólogo (UIA), politólogo (IIEPA).

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