Hace tiempo que los hombres de negocios aquí en Tixtla, 5 años para escribir con más exactitud, no se conforman con mirar los toros desde la barrera. Hablan fuerte y sin contemplaciones sobre todo aquello que, según los cánones, estaría reservado a los profesionales de la cosa pública: gobernantes electos, secretarios de Estado y funcionarios de gobiernos locales y municipales, diputados y senadores, líderes partidistas, operadores de la grilla a nivel de cancha y conductores ---reales o ficticios--- de la sociedad organizada, frente a los negociantes de la política.
No se resignan a contemplar el espectáculo de la política como el ciudadano común. En primer lugar, porque no se conciben como tales: su pertenencia a la élite financiera, económica y productiva los sitúa en posición de fuerza frente a los poderes públicos (justo lo contrario al hombre de la calle, impotente elector sexenal y trianual).
El uno de diciembre de 2002, un comerciante en gasolinas, Edgardo Astudillo Morales, llegó a la presidencia municipal de Tixtla postulado por el PRI, aunque realmente nunca ejerció el poder, en los tres años otros lo ejercieron por él; [ compadre de Armando Chavarría Barrera, quien hace poco lo transformó en perredista para darle protección] solo se entendía con el dinero que le llegaba de la federación, del gobierno del estado y de los ingresos propios de la presidencia municipal; en el ejercicio fiscal de 2004, según dictamen leído por el diputado Fernando Donoso Pérez, del PRD, el 8 de marzo de 2007, no comprobó o solventado la cantidad de $ 7,750,284.68, según oficios AGE/1259/04 del 27 de octubre del 2004, AGE/0504/05 del 9 de marzo de 2005 y AGE/1305/2005 del 21 de julio de 2005. En estos momentos no tengo los documentos del 2003 y 2005, en otra ocasión los daré a conocer. Pero se presume en los corrillos del Congreso del Estado, que el ex alcalde no comprobó en los tres años (2003-2005), alrededor de 30 millones de pesos. En ese trienio el capital de Astudillo Morales se vio reflejado en tres gasolineras (Tixtla-Chilapa, Cholula-Puebla y Petaquillas-Chilpancingo).
El uno de 2005, otro comerciante, pero en muebles, llegó a la presidencia municipal de Tixtla, el segundo surgido del PRD, aunque él no era militante del sol azteca, le ofrecieron la candidatura porque pensaron que era un hombre honrado y trabajador. Me refiero a Rogelio Nava Peralta, pronto aprendió las mañas, sacó las uñas, se convirtió en corruptor y cínico.
En los dos años y dos meses que lleva en la alcaldía ha cometido una serie de atropellos y corruptelas, se ha mantenido en el poder a base de comprar a incondicionales: regidores, comisarios, periodistas, funcionarios públicos municipales, dirigentes del PRD estatal y municipal, etcétera, su más reciente corruptela fue que recibió 840 mil pesos por parte de la Secretaría de Desarrollo Social del gobierno del Estado para entregar 5 mil pesos a cada uno de los damnificados, gente humilde, que perdieron todo cuando se desbordó la laguna, este martes 22 de enero, tomaron la presidencia municipal; pasé a saludarlos, son personas que se quedaron en la miseria, en la orfandad, a ras de suelo.
El profesor Emilio García Poctzin, es uno de los principales líderes de los damnificados (primo del ex alcalde Pascual Poctzin Martínez), dialogué largamente con él, ellos solicitan para desalojar la presidencia que la autoridad les cumpla dos peticiones: 1) la construcción de un canal controlado, para no vivir con la zozobra por el desbordamiento de la laguna; 2) que el alcalde Rogelio Nava Peralta entregue los 5 mil pesos a cada, porque solamente les entregó a 40 personas, pero que algunos de ellos no son damnificados, incluso algunos señalaron que de ese dinero, el alcalde tomó 400 mil pesos para comprar a los 8 regidores (50 mil pesos a cada uno) para que pudieran asistir a su segundo informe de gobierno.
Pero los damnificados no están solos, también tomaron la presidencia municipal uno de los dos grupos de comerciantes dirigidos por Adrián Pérez Sánchez, ellos exigen que Rogelio Nava Peralta cumpla con una de sus promesas de campaña que les hizo, la construcción de un nuevo mercado municipal; la otra exigencia, es la destitución del regidor de comercio, Ismael Sánchez Muñoz, del Partido Verde Ecologista, porque consideran que es tan deshonesto como la anterior regidora de comercio, Silvia Moctezuma Espíritu, del PRI.
El asunto, hoy, es mucho más simple y, por ello, inquietante ante el inminente proceso electoral. Se reduce a la incompetencia del gobierno municipal de Tixtla, a la ausencia palmaria de liderazgo y a la mediocridad de los súper gerentes al mando de la administración pública.
jueves, 24 de enero de 2008
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