viernes, 20 de julio de 2007

Pablo Sandoval para la medalla Sentimientos de la Nación

Puntual en importantes citas con la historia, insobornable en su tenaz lucha por la construcción de la democracia, rebelde por naturaleza, ideólogo de la izquierda guerrerense, luchador social incorruptible, es la conciencia viva de un pueblo como el que soñó el generalísimo Morelos con los Sentimientos de la Nación, sobre todo, el Sentimiento número 12: “Que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia”. Me refiero a Pablo Sandoval Cruz.

Esta lucha por la igualdad social desde 1813 que encabezó don José María Morelos y Pavón, a 194 años de distancia, de los Sentimientos de la Nación, la ha continuado el doctor Pablo Sandoval; como estudiante del glorioso Colegio del Estado, lo rememoro cuando encabezó el Movimiento Social que derrotó en 1960 al gobierno del general Raúl Caballero Aburto; su lucha no paró ahí, fue uno de los grandes activistas que lograron la autonomía de la hoy Universidad Autónoma de Guerrero (léase su libro: El movimiento Social de 1960).

Ya es tiempo de que la sociedad civil, como la que escribió Antonio Gramsci, desde las cárceles de Mussolini del fascismo italiano, le haga entender a la sociedad política, que los guerrerenses no necesitamos importar fuera de nuestra entidad federativa y menos de otras naciones a figuras relevantes, por lo menos, en este 2007, debido a que Guerrero tiene sus valores autóctonos, como es el bello ejemplo del doctor Pablo Sandoval, merecedor desde hace muchos años de la medalla Sentimientos de la Nación, un médico ilustrado, observador nato y defensor de los más pobres, de los indígenas y campesinos, como los que defendió Morelos con su espada, la Biblia y la ley. No es restarle mérito a las otras dos propuestas, sobre todo al escritor Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura 1982, con su novela Cien años de soledad, de la cual se está celebrando los 40 años de su primera publicación, sin embargo, el escritor colombiano difícilmente vendría a Chilpancingo como sucedió con Adolfo Suárez, ex presidente de España; y Evo Morales, presidente de Bolivia; o en el caso de Enrique Villa Rivera, director del Instituto Politécnico Nacional, por cierto muy amigo de la familia Fox, que intervino para su ratificación como director del IPN, aunque desde luego tiene méritos propios.

Morelos en su tiempo, como ahora el doctor Sandoval Cruz, entendieron, como pocos, la sociedad civil: su consistencia, sus mecanismos, su lógica y su superestructura ideológica y política; por eso el primero, prefirió ser antes que titular del Poder Ejecutivo, siervo y esclavo de su Patria; con esa misma humildad se ha conducido el segundo; hay una noble identidad entre los dos prohombres en sus luchas por la igualdad social. Los dos, se ubicaron en la sociedad civil; no en la sociedad política, porque es en aquella, donde se construyen los cambios sociales a favor de los de abajo.

Al hilo de la cita anterior, el sociólogo brasileño Cándido Grzybowski ha sugerido algunos rasgos más marcados y comunes de la irrupción de la sociedad civil en América Latina (Guerrero no es la excepción), de nuevos actores sociales e intereses colectivos, que puede ser un buen punto de partida en esa caracterización, que la Comisión de Gobierno del Congreso del Estado, debe valorar la lucha que ha encabezado el doctor Pablo Sandoval Cruz, como digno merecedor de la medalla Sentimientos de la Nación 2007, que cada año el ágora guerrerense hace entrega de la presea con la imagen del legislador Morelos, a un ciudadano (a) extranjero o mexicano que se ha destacado por sus esfuerzos a favor de la justicia, de la libertad, de la igualdad social y el respeto a los derechos de los pueblos; pero esta vez, si la justicia social existe en Guerrero, el doctor Pablo Sandoval Cruz debe ser el merecedor de la medalla Sentimientos de la Nación 2007.

La memoria colectiva de los guerrerenses, jamás podrá olvidar el proceso flemático y prolongado de 1960, aquel movimiento estudiantil-popular que cimbró al régimen priísta, donde el doctor tuvo una destacada labor como conductor desde la sociedad civil como partera de la historia que le dio autonomía a la Universidad Autónoma de Guerrero.

Son luchas en América Latina, que el doctor Sandoval Cruz ha tenido lazos solidarios como las tuvo Morelos con los que encabezaron al igual que él, en la liberación de sus pueblos desde Tupac Amaru en el Perú, y Cuauhtémoc en México, hasta los independentistas como Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, Simón Rodríguez, Miguel Hidalgo, Juan Álvarez, Vicente Guerrero, José Gervasio de Artigas, y que ahora irrumpen de nuevo pero con otros actores sociales y otros escenarios.

El doctor Sandoval Cruz sigue contribuyendo a abrir las puertas de la plaza pública, que el régimen priísta había convertido en patio de su casa y que utilizaba para celebrar sus fiestas demagógicas, por ello, apoyó la candidatura a gobernador de Zeferino Torreblanca Galindo en 2005, aunque éste no ha sabido corresponder a este enorme apoyo solidario.

No libre de pifias y contradicciones, de excesos y retrocesos, a partir de la causa indígena y campesina ha resignificado el espacio público como lugar idóneo para los excluidos y los invisibles, para los olvidados y los no invitados al banquete de Platón, como escribió Ikram Antaki, para la resistencia y la protesta que no se deja cooptar ni se agota en la exigencia del pliego petitorio, para las ideas y las propuestas que van más allá de la entrevista burocrática con el burócrata de cuello alto o el gerente en turno.

No hay comentarios: