domingo, 21 de noviembre de 2010

TOMAS HOBBES (1588-1679)

Ernesto Ortiz Diego

En 1651 Tomás Hobbes hizo publicar su libro más famoso El Leviatán, o La materia forma y poder de un Estado eclesiástico y civil, poco después habiendo terminado la guerra civil volvió a Inglaterra donde nació el 15 de abril de 1588 y falleció el 4 de diciembre de 1679.

El Leviatán era el nombre de un monstruo bíblico, una especie de demoníaca serpiente marina, el nombre de tal bestia fue usado por Hobbes para designar al Estado, según él, la autoridad del Estado es sin duda monstruosa, pero es lo único que nos protege de otro monstruo bíblico aún más terrible el Behemoth, figuración de la guerra civil.

La consecuencia que Hobbes deduce de su análisis de la naturaleza humana es que, siendo un Estado que ejerza su poder sobre todos, los hombres vivirían en guerra unos con otros, que en esta situación de guerra de todos contra todos, no hay ley ni justicia, ni nadie puede asegurarse el fruto de su trabajo, ni las condiciones de una vida confortable, es lógico, dice Hobbes, que el hombre quiera superar el estadio de la guerra de todos contra todos, pero la paz solo puede obtenerse mediante la organización de la sociedad.

Hobbes reconoce la existencia de las leyes éticas naturales, pero entiende que son sólo deseables y que sin la institución de un poder que pueda garantizar su cumplimiento carecen de efectividad, la convivencia de los hombres es posible solo mediante un artificio que consiste en establecer un pacto por el cual todos se obligan a transferir su derecho a gobernarse así mismos eligiendo a un hombre o asamblea que los represente.

Para Hobbes el soberano no puede nunca quebrantar el pacto, pues este se establece entre los súbditos unos con otros, y no entre él y cada uno de ellos, así los actos del soberano no pueden ser considerados injustos por sus súbditos, el soberano en tanto que garantiza el imperio de la ley no puede ser él mismo juzgado ni castigado, es él quien establece las normas que rige el orden de la sociedad y a él le corresponde juzgar, recompensar y castigar aunque lo haga arbitrariamente, el súbdito le debe su sumisión absoluta en tanto el soberano cumpla el fin para el cual fue revestido de poder.

Por su parte, el soberano debe procurar el bien del pueblo por medio de la instrucción y de las leyes, Hobbes va aún más lejos, y condena al soberano, o sea en la persona del rey, o de una asamblea que se niegue a instruir al pueblo.

Las últimas páginas del Leviatán plantean una serie de principios prácticos que alejarían según Hobbes, la posibilidad de guerra civil, que la justicia sea administrativa por igual a ricos y pobres, que se condenen las venganzas privadas, que los impuestos sean equitativos, que el Estado provea a la caridad pública, que los vagos sean obligados a trabajar y que el soberano seleccione buenos consejeros (asesores).

Aunque el argumento justificaba y defendía el poder absoluto del soberano, no fue recibido sin profundas sospechas por parte de los monárquicos, en primer lugar, para las ideas tradicionales, el rey era el dueño de vidas y haciendas de la nación toda, por voluntad divina y sólo debía rendir cuentas a Dios; Hobbes, en cambio, hacía residir la autoridad estatal en el acuerdo de los ciudadanos, planteaba que originariamente los hombres son iguales y libres, y que forman una sociedad por consentimiento común, los gobernantes son aquellos a quienes los que componen la sociedad han confiado el poder y la dirección para el bien de la comunidad y de cada uno de sus miembros.

En segundo lugar, el soberano tal como lo presentaba Hobbes, podía ser tanto un monarca como una asamblea indistintamente, y eso resultaba sospechoso para los realistas. Finalmente, el sometimiento a la voluntad del soberano, para Hobbes debía ser total, si, pero siempre y cuando el soberano estuviese en condiciones de garantizar la seguridad y el orden social, en caso contrario, resultaba válido reemplazar al gobernante. Los monárquicos no dejaron de advertir que el punto de vista de Hobbes justificaba la existencia de todo gobierno fuerte y autoritario aunque no se tratase del rey, de hecho, luego de la guerra civil, el filósofo manifestó su adhesión a Oliverio Cromwell, protector de la república de Inglaterra y jefe de la revolución que hizo perecer al rey Carlos I en el cadalso.


eodiego@yahoo.com.mx

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay prácticamente que parafraseos del video de aventura del pensamiento de Savater y no se cita siquiera.

Anónimo dijo...

Hay prácticamente que parafraseos del video de aventura del pensamiento de Savater y no se cita siquiera.