lunes, 1 de noviembre de 2010

RECORDANDO A PLATÓN

A partir de esta primera entrega me he propuesto escribir una colaboración semanal de los teóricos sociales, iniciando con uno de los tres filósofos de Grecia, con el propósito de elevar la cultura política en el presente proceso electoral de gobernador de Guerrero: 2010-2011.

Platón nació en Atenas en el año 427 a.C., en el seno de una familia aristocrática, fue testigo de la guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta en la que llegó a combatir y también de la decadencia ateniense sacudida por una oligarquía primero y por una democracia populista después.

Platón era discípulo de Sócrates de quien había heredado la búsqueda conceptual y la exigencia ética, pero Sócrates fue víctima de acusaciones absurdas y finalmente fue condenado a suicidarse mediante envenenamiento con cicuta.

Preocupado por la crisis moral y política ateniense, Platón puso todas sus energías en tratar de establecer entre sus conciudadanos un ideal de justicia y de respeto por la verdad.

Para ello fundó su célebre academia destinada a enseñar la reflexión filosófica a los futuros políticos y gobernantes, y escribió un gran número de bellísimos Diálogos donde abordaba diferentes problemas filosóficos.

En la Academia de Atenas, es donde fue maestro de Aristóteles. Su verdadero nombre fue Aristocles, y su seudónimo era “Platón” que significaba el de espalda ancha, debido a que en su juventud fue atleta. A los 21 años pasó a formar parte del círculo de Sócrates y de acuerdo a sus propias palabras, estuvo presente durante su juicio, pero no en su ejecución.

En el año 388 a.C. viajó a la poderosa ciudad de Siracusa, invitado por su ex alumno Dión, donde pretendió influir en el gobierno tirano de Dionisio el Viejo, pero fracasó en tratar de convertirlo en un rey filósofo y regresó a Grecia. Cuando muere el rey tirano, su hijo Dionisio el joven hereda el poder, y su amigo de Platón, Dión estaba convencido de que el nuevo rey se sentía interesado por la filosofía y deseaba comportarse de manera justa. Todo lo que necesitaba según el punto de vista de Dión, era recibir una buena instrucción y nadie mejor que el mismo Platón para ofrecérsela directamente. Suplicó a su viejo maestro que volviera a visitarlo y Platón, venciendo serios recelos, partió seducido por Siracusa regresó en los años 367-365 y 361 a.C.

En política, no es vergonzoso fracasar o morir, mientras se consiga permanecer libre del impulso hacia la dominación. Dionicio el joven no pudo nunca entender este sencillo principio. Sobrevivió para vivir en el deshonor, mientras Dión recibió una muerte gloriosa, leal a la verdad y a su ciudad. Y Platón tuvo que regresar a Grecia sin haber transformado a Dionicio II en rey filósofo. Platón y Dión, creyentes en la filosofía, esperaban en resumen, combatir la tiranía con la palabra y no con la espada.

Platón terminó ocupándose en sus primeros diálogos muy a la manera de Sócrates de problemas éticos concretos y terminó alzándose en sus diálogos de vejez hasta la cuestión de la estructura misma de toda la vida.

Con la democratización creciente de la polis griega, el discurso político tuvo cada vez más importancia, quien podía argumentar eficazmente a favor de sus opiniones e intereses era capaz de obtener apoyo y consenso, la oratoria se convirtió en una herramienta apropiada para acceder al poder, y ciento de ciudadanos estaban dispuestos a pagar para que se les enseñase tal habilidad.

Surgieron así los sofistas, maestros itinerantes que entre cosas, enseñaban a hablar en publico, su influencia fue muy importante, y algunos como Protágoras y Georgias fueron especialmente famosos.

En el último de sus diálogos titulado las leyes, abandonó la noción de la idea del rey filosófo y confió a la organización legal lo que ya no podía esperar la sabiduría de los reyes.

Este es el diálogo más extenso, un diálogo donde Platón ofrece un segundo modelo de Estado después de la República, pero un modelo pautado exclusivamente por leyes a diferencia del modelo de los diálogos medios donde importa sobre todo que los filósofos gobiernen y pareciera que la ley ocupa un lugar secundario.

En su último diálogo Platón deposita la esperanza de un orden justo y armonioso en el adecuado ordenamiento jurídico.

eodiego@yahoo.com.mx

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