En 2006 leí una historia desagradable de dos estudiantes de medicina ya por terminarla en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), se habían formado en la educación de la incertidumbre, de poco les servirían títulos, togas y birretes. Su futuro estaba marcado, desde aquella época, por el de su universidad de Oaxaca, una de las instituciones del país reprobadas en estándares mínimos de calidad. Una de las peores de México, al igual que la Universidad Autónoma de Guerrero.
Me adentré más en la información, resulta que la UABJO aparece como “reprobada” por el Consejo Mexicano para la acreditación de la Educación Médica (COMAEM) y eso ha marcado durante muchos años a los profesionistas que egresen de esta institución.
En el estado de Guerrero siempre hemos sabido que la UABJO y la UAG, desde hace muchos años se disputan el último lugar, esto despertó mi curiosidad por conocer cuáles son las mejores universidades y las peores universidades públicas del país.
Las mejores universidades
La evaluación de la Secretaría de Educación Pública (SEP), señala que de 60 universidades públicas, sólo siete cuentan con altos índices de calidad académica. Son las autónomas de San Luis Potosí, Nuevo León, Yucatán, Ciudad Juárez, Chihuahua y Baja California, Aguascalientes. Por una parte, me dio gusto saberlo porque en dos de estas universidades hace algunos años fui profesor: la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) y la Universidad Autónoma de Chihuahua (FCPyS-UACH), en la primera fui profesor en sociología y en la segunda en ciencia política.
El estudio señala que las universidades que han marcado récord en su crecimiento y estándares de calidad destaca la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, que en sólo tres años se metió al grupo de las mejores instituciones de educación superior, con más de 30 programas acreditados y 18 por acreditar a corto plazo en el nivel de licenciatura.
En todos estos casos, el estudio de la SEP identifica como factores cruciales para la mejoría académica la vinculación de las universidades con los sectores productivos, la despolitización de la academia, la gobernabilidad interna y la aceptación voluntaria a ser auditadas en sus tareas académicas.
La evaluación a las universidades comenzó hace más de 10 años por parte de la SEP, al fundar los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES), en los que participan 500 expertos de las más diversas especialidades, reconocidos por su calidad académica y experiencia en sus campos profesionales.
A lo largo de más de una década, estos “pares” o “auditores académicos” han recorrido el país escuela por escuela para revisar la calidad de las instituciones de educación superior. Ellos se apoyan en reportes y estudios de organismos como la ANUIES, el Ceneval, así como en organismos independientes avalados por el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior AC (Copaes).
En otra entrega, escribiré sobre las universidades reprobadas donde, desafortunadamente, se encuentra la Universidad Autónoma de Guerrero, pero sobre todo, con el actual rector Arturo Contreras Gòmez, la UAG se encuentra en sus peores momentos, por eso no es conveniente el continuismo.
Los días 12 y 13 del presente mes, la comunidad universitaria de la UAG, si realmente quiere un cambio estructural, para transitar de una universidad reprobada a una aprobada, la mejor opción es el doctor Rogelio Ortega Martínez, candidato a rector por el Gran Frente Universitario (GFU).
eodiego@yahoo.com.mx
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