Señores feudales de Tixtla
Marzo 2012
Ernesto Ortiz Diego
El título de esta entrega se la escuché hace unos días a un jurista especialista en derecho penal, Jesús Pastenes Hernández, ex alcalde de Tixtla, que retrata a dos comerciantes metidos a políticos para incrementar sus capitales a través de la corrupción y la impunidad; pretendiendo aplastar a los pocos periodistas críticos que existen en Tixtla: Edgardo Astudillo Morales y Rogelio Nava Peralta, los dos se hicieron del poder municipal a través de la compra de candidaturas, del engaño y la fatalidad; los dos en tres años acumularon una enorme fortuna
Mercaderes de la política
Hace tiempo que los hombres de negocios acá en Tixtla, 5 años para escribir con más exactitud, no se conforman con mirar los toros desde la barrera. Hablan fuerte y sin contemplaciones sobre todo aquello que, según los cánones, estaría reservado a los profesionales de la cosa pública: funcionarios públicos electos, gobiernos locales (diputados, presidentes municipales, síndicos, regidores y comisarios), líderes partidistas, operadores de la grilla a nivel de cancha y conductores -reales o ficticios- de la sociedad organizada.
No se resignan a contemplar el espectáculo de la política como el ciudadano común. En primer lugar, porque no se conciben como tales: su pertenencia a la élite financiera y económica los sitúa en posición de fuerza frente a los poderes públicos (justo lo contrario al hombre de la calle, impotente elector trianual y sexenal).
El uno de diciembre de 2002, un comerciante en gasolinas, Edgardo Astudillo Morales, llegó a la presidencia municipal de Tixtla postulado por el PRI, aunque realmente nunca ejerció el poder, en los tres años otros lo ejercieron por él (Vicente Astudillo Navarro, medio hermano; Ángel Reyes Morales “Tony”; y Vicente Adame, un ignorante calentano, soberbio, ex chofer de Hubert de la Vega; el primero fue presidente de facto los primeros 7 meses, el segundo 9 meses, y el tercero año y medio. Al presidente del trienio 2002-2005, como todo un señor feudal le llevaban a su casa todos los documentos a firma: César Bello Sánchez, director de Obras Públicas (ahora un hombre rico, con edificios y otros bienes); Juan Capiz, tesorero, sin cubrir el perfil, es licenciado en computación ( maquinó junto con su jefe un autorrobo de 4 millones de pesos en los primeros meses del trienio) ; y Daniel Chuayffet Catalán, director de Semapa, con estos tres funcionarios desgobernó Tixtla. Sólo a ellos atendía porque eran los que manejaban el dinero de la presidencia municipal. Los demás funcionarios fueron marginados porque solo manejaban ideas, y éstas no dejan dinero.
El comerciante en gasolinas, visitó en su desesperación, en los primeros meses de la Legislatura (la 58) a diputados priistas (Noé Ramos Cabrera, Humberto Quintil Calvo Memije, entre otros) para que lo apoyaran y así no regresar los millones de pesos que no ha comprobado en la Auditoría General del Estado y que la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública no le aprobó los años 2003, 2004 y 2005.
Edgardo Astudillo todavía antes de renunciar al PRI hizo el intento de evitar el regreso de la cuantiosa cantidad al invitar a su casa en Tixtla al diputado Abraham Ponce Guadarrama, ex coordinador de la fracción del PRI en el Congreso del Estado, pero cual sería su sorpresa que en ese supuesto desayuno se encontraba ya Armando Chavarría Barrera, al momento de tratarse el tema, el político taxqueño se levantó de su asiento sin desayunar porque no estuvo de acuerdo del propósito del fallido desayuno, fue cuando cambiaron las cosas para Edgardo y su militancia priista, su compadre le preparó en Acapulco, su renuncia al PRI y su afiliación a su corriente Polo Guerrerense de Izquierda (PGI), para tratar de negociar la deuda aprovechando la mayoría perredista en el Congreso, pero esta transa no se pudo realizar porque varios diputados, anteriormente alcaldes tienen el mismo problema que el gasolinero.
Según el dictamen leído por el diputado Fernando Donoso Pérez, del PRD, el 8 de marzo de 2007, no solventó la cantidad de 7,750,284.68, según oficios: AGE/1259/04 del 27 de octubre de 2004; AGR/0504/05 del 9 de marzo de 2005 y AGE/1305/2005 del 21 de julio de 1005. En estos momentos no tengo el dictamen de 2003, estoy por conseguirlo; y el dictamen de la cuenta de 2005 aun no lo han dado conocer en el Congreso. En ese trienio el capital de Astudillo Morales se vio reflejado en ocho gasolineras: Chilpancingo (aunque ya casi la tenía construida, debía fuertes cantidades de dinero, estaba a punto de declararse en quiebra; Tixtla, Chilapa, Petaquillas, Puebla y Acapulco. Es decir, que se tardó 25 años con una gasolinera, pero en el trienio: 2002-2005, salió con ocho gasolineras, jugoso negocio.
El uno de diciembre de 2005, otro comerciante, pero en muebles, llegó a la presidencia municipal de Tixtla, el segundo surgido del PRD, aunque él no era militante del sol azteca, le ofrecieron la candidatura porque pensaron que era un hombre honrado y trabajador, Rogelio Nava Peralta, pronto aprendió las mañas, sacó las uñas, se convirtió en corruptor y cínico, pues tenía de maestro a Luis Honorato Flores. El pasado domingo 27 de enero de 2006, recibió su primera reprobación, al perder el PRD las comisarías de Atliaca y Acatempan, la primera es la comunidad más grande del municipio, según información recibida de Efraín Flores Iglesias, un joven político ahora ex Movimiento Ciudadano, la aplastante derrota fue por la alianza PMC+PRI, con una diferencia de 150 votos (en Atliaca), lo que demuestra que una alianza PMC y PRI es posible para sacar del PRD del poder en varios municipios, como el caso de Tixtla.
Amenaza a la libertad de expresión
Cada quien elige sus batallas y a sus enemigos, el lugar y el momento…la libertad de expresión se encuentra amenazada en Tixtla por los señores feudales (Edgardo Astudillo Morales y Rogelio Nava Peralta), se consideran intocables, ellos piensan ilusamente que pueden robar y arroparse bajo el manto de la impunidad, y nadie puede decirles algo porque amenazan con demandar a periodistas verticales que están en contra de funcionarios corruptos e ineptos. Pero además compraron a los corruptos chayocolumnistas de Diario de Guerrero para que los “exoneren” de sus fechorías ¿ pueden Edgardo y Rogelio considerarse honestos cuándo corrompen a plumas de por sí corruptas?
La libertad de expresión no es una garantía que se conquiste para siempre, sino una causa permanente a defender, un derecho que se pierde si no se ejerce. La analogía no es fortuita. Se ha insistido en que la democracia mexicana precisa de medios de comunicación que sean algo más que un gran negocio para sus propietarios. A ello están obligados en virtud del bien público que comercializan.
Suma y síntesis de lo anterior, porque dispusieron de los beneficios que implica el ejercicio de los poderes constitucionales y fácticos, aunque son ignorantes de la administración pública municipal, Edgardo gobernó mediante ocurrencias las pocas veces que fue a la alcaldía a pesar de que vive a una cuadra de la presidencia municipal, y Rogelio es un títere en manos de tribus ignorantes, corruptas y corruptoras.
Estoy hablando por supuesto del comerciante en gasolinas Edgardo Astudillo Morales, quien tiene la gasolinera de Tixtla en foco rojo por Profeco, quien lo dude puede entrar a internet para que se dé cuenta que estos negocios cuando están en foco rojo son porque presentan irregularidades como por ejemplo: venta de gasolina y diesel adulterado, con hologramas y/o precintos de las bombas despachadoras rotas o violadas para vender de 800 a 900 mililitros como si fuera un litro, entre otras irregularidades que me faltaría espacio para mencionar tantas transas.
Y todavía el señor feudal se irrita y me amenaza con demandarme por la vía civil o penal según lo expresó con su voz aguardientosa (porque es un alcohólico consuetudinario) en la estación radiofónica XEPI. Él está acostumbrado a amenazar por su dinero (dudoso por cierto) y por el paraguas del ex secretario General de Gobierno, Armando Chavarría Barrera, que afortunadamente fue dado de baja del gobierno zeferinista, porque en lugar de desactivar conflictos, los crea para causarle más problemas al titular del ejecutivo local para desestabilizarlo y provocar su caía buscando la posibilidad de sustituirlo.
El día que Edgardo Astudillo Morales traicionó los principios del PRI, partido por el que obtuvo la presidencia municipal de Tixtla (por supuesto que compró la candidatura a Juan José Castro Justo, cuando éste era presidente del CDE del PRI) y se afilió a la corriente de Armando Chavarría Barrera “Polo Guerrerense de Izquierda”, su compadre y protector de toda la vida, porque nunca ha tenido luz propia; el autor de esta colaboración no escribió una sola línea para criticar su traición al tricolor como lo hicieron los priistas tixtlecos; no escribí porque poseo dos de los tres dictámenes del Congreso del Estado donde no se le aprobó su cuenta pública y al no tener la carta que le libere de ese adeudo millonario, no podrá ser candidato, de tal manera que no tenía caso escribir una sola línea, porque lo que él busca es impunidad a través de una supuesta diputación que nunca logrará por sus magros antecedes, además porque es un pésimo orador y desconocedor de la ciencia política, la sociología, el derecho, la economía y la filosofía. Haría pues un espantoso ridículo en el Congreso del Estado. Sólo iría a levantar la mano, como sucedería muchos años después como Rubén Valenzo Cantor, el peor diputado de los 46 que integran la 59 Legislatura (2008-2012).
El desorden y la trivialidad del gobierno de Edgardo, provocó sueños húmedos y arrancó suspiros de íntima tristeza reaccionaria de derecha, al igual que Rogelio Nava Peralta, dos ex priistas ahora de “izquierda”, aunque nunca hayan leído a Marx, Engels, Lenin, Rosa Luxemburgo, Gramsci, Anthony Giddens, entre otros teóricos de las izquierdas. El primer se afilió a la corriente chavarrista, y el segundo a la corriente del ahora ex gobernador Zeferino Torreblanca Galindo, un empresario de la derecha reaccionaria, desde luego que no fue por convicción ideológica ni porque sean grandes teóricos del marxismo-leninismo, sino para no devolver lo robado.
Se adjudican obras que no han hecho ni gestionado
A Edgardo le debería dar vergüenza decir que hizo obras como el drenaje y pavimentación de calles, esas obras fantasiosas, porque fueron millones los que se enterraron y robaron con la compra de tubos de ínfima calidad, pues se oxidaron, y la pavimentación desastrosa; el que esto escribe en la calle Altamirano sufrió un accidente que estuvo a punto de perder la vida, como otras personas que han sufrido accidentes al caerse porque estas banquetas son un peligro para todos los peatones, caminar por la calle Altamirano, se juega la vida momento a momento [deberíamos de demandarlo]. La supuesta obra pública que hizo Edgardo, en otros países y entidades que viven una democracia de calidad y deliberativa, los pésimos funcionarios públicos son privados de la libertad corporal y les exigen que devuelvan los recursos que sustrajeron para beneficio personal. Pero en Guerrero la diarquía Edgardo-Rogelio, corrupta e ignorante, seguirá intocable por muchos años más, desafortunadamente.
Rogelio Nava Peralta, corrupto, corruptor y cínico, lo deberían enjuiciar política y penalmente por las autoridades competentes [si es que no los “maicea”] por tantas irregularidades que ha cometió durante su desastrosa administración municipal, el pueblo de Tixtla ya no puede tolerar tantas desgracias y fatalidades con estos negociantes de la política.
Nava Peralta, mejor conocido como “Rogelio el maiciador” para sostenerse en el poder, se adjudicó obras que ni gestionó ni hizo. Va en competencia con su antecesor, Edgardo Astudillo Morales, éste se adjudicó en su cabeza alcoholizada 498 obras durante su trienio; en tanto que Nava Peralta se adjudicó en su segundo desinforme la pavimentación de la carretera Tixtla-El Troncón-Zacatzonapa, una obra que gestionó Carlos Sánchez Barrios, cuando era diputado federal, sin que llegara a concluirse. Esta carretera de llegarse a terminar comunicaría a Tixtla con Mochitlán y Quechultenango, sin pasar por Chilpancingo.
Si la política es el arte del sigilo, la operación oculta y la negociación bajo la mesa, la relación entre política y poder económico, es el súmmum de la tenebra: trafique y transa, lucro y disimulo, patrocinio y retribución vergonzante, perversión de lo público y contrahechura de lo privado.
sociólogo (UIA) y politólogo (IIEPA)